Felisa ¿apellidos? (1904 – 1988), ¿madre de Justo?, fue una mujer que tras quedarse viuda muy temprano sacó adelante a sus seis hijos e hijas trabajando duro en el campo ella sola. La gente del pueblo recuerda que siempre que alguien necesitaba algo, ella estaba abierta a colaborar y a ayudar en la medida de sus posibilidades. los vecinos y vecinas recuerdan la casa de Felisa como uno de los lugares más acogedores del pueblo. Felisa también colaboraba en las actividades o tareas sociales que surgían en Añua. Por ejemplo, cuando un vecino o vecina fallecía, ella siempre colaboraba en los preparativos del funeral. En aquellos tiempos acudían varios curas a estas misas, y las mujeres solían prepararles una suculenta comida para agradecer su asistencia, y entre ellas siempre se encontraba Felisa.
Para Rubén Bravo, es muy importante María Tecla Francisca Pérez de San Román López de Larrinzar. (8 de octubre de 1713), hija de Bartolomé y Catalina, nacida en San Román de San Millán SAN MILLÁN, porque es el origen de su casa, la casa es de los Diaz de Aranguiz en Añua. En realidad, sería Pérez de San Román, pero por ser mujer, se pierde el apellido. Se casó con Andrés Ruiz de Munain Lopez de Eredia y tuvieron a Francisca Ruiz de Munain Perez de San Roman (1753-09-06) que nació en Añúa. Francisca se casó el 15 de noviembre de 1780 con el primer Diaz de Aranguiz: Alejo Diaz de Aranguiz Ochoa de Olano.
María Díaz de Aranguiz (1907–1995) vivió una vida marcada por la dureza y el sacrificio. Criada en una familia autoritaria, desde pequeña asumió grandes responsabilidades, como cuidar a su abuelo paralítico desde los 7 hasta los 15 años. Su padre, viudo y estricto, la obligó a casarse con un joven del pueblo para asegurar descendencia masculina, bajo amenaza de casarse él mismo con la madre del joven. Se casó a regañadientes y quedó viuda al año, criando sola a su hija mientras trabajaba sin descanso en el hogar y en el campo. Su situación económica fue precaria, dependiendo de su padre incluso para lo más básico. A pesar de ello, se esforzó por darle a su hija una vida y educación mejores que la suya. Pasó sus últimos años enferma, trasladándose a Vitoria en 1985. Fue una mujer de carácter fuerte, sincera y dedicada a su familia, especialmente a su hija y nietos. Su historia representa la de muchas mujeres que enfrentaron la vida con valentía y sacrificio en soledad.
Su hermana Emilia Díaz de Aranguiz, soltera y también sin recursos, vivió con María hasta su muerte a los 55 años. En aquellos años, las familias del pueblo se turnaban mes a mes la tarea de tocar las campanas de la Iglesia. Cuando su padre se hizo mayor, era la propia Emilia la que se encargaba de esta tareas y así fue la primera, o una de las primeras mujeres campaneras de la zona.
Normalmente, no les estaba permitido a las mujeres realizar dichos trabajos destinados a los hombres, tal y como ocurría también con la vereda. En estos casos, pagaban a su primo para que fuera él como representante de la casa, l
Rubén nos recuerda varias canciones-jotas que cantaba su abuela María Díaz de Aranguiz. Plasmada en el mural que se ve al atravesar Añua por la carretera, está una de esas jotas:
Por echar cuatro cantares
a la puerta de un molino,
me dieron cuatro reales,
y me molieron el trigo.
Para Rubén es también una mujer muy interesante María Sáenz Catalán, casada con Domingo de Lazcano, embajador en Portugal, vivieron en Añua y tuvieron cuatro hijos: Juan Sáenz de Lazcano (1556), Francisco (1559), Julián (1561) y Bernardino (1564). Curiosamente, llevan el apellido de la madre primero! Estas fechas coinciden con la creación Ermita de San Adrian (y santa Lucia).
Esta mujer le parece increíble a Rubén porque se embarca, hacia Las Molucas y falleció en Las Indias. Su abuela, María, que es de 1907, tardo mas de 75 años en ver el mar, y fue porque le operaron en Donostia. Sin embargo, una mujer en 1560 y tantos, que vivió (posiblemente en la Casa de los Lazcanos) y tuvo cuatro criaturas en Añua, casi de la vuelta al Mundo.
Domingo de Lazcano era hijo de Felipe de Lazcano, señor de Lazcano, Contrasta y Arana. Nacido en 1502, es apadrinado por la reina doña Juana y su esposo Felipe I. Contrae matrimonio con Elvira de Gauna, hija del coronel Cristóbal de Zamudio y de Catalina de Gauna.
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